
FEBRIL
a veces al menos
uno es dueño de su propio dolor
uno se viste de gala ante su miseria
la
llama de una vela
nos da una sombra gigante
en las paredes gastadas del hogar
uno saborea su vacío
tan insípido y tan puro
como el agua
como un caramelo que retumbara en la boca
de un niño travieso
al menos a veces
las cosas
se vuelven PALABRAS
y el cabello de la madre
ronda por la casa en el sueño del amante fatigado
el sexo ama con dientes amarillos
Miguel Gary