viernes, 27 de noviembre de 2009

la hoja


LA HOJA.-

Un día de otoño vi las hojas marrones cayendo.
Al día siguiente otra más cayó, revoloteó un poco por el aire y se metió en mi boca.
Me tragué la hoja y se quedó en mi pecho.
Desde entonces, por más alegrías, por más primaveras que tenga, siento otoño.
Siento otoño en los supermercados, siento otoño en el amor y siento otoño los lunes y los domingos.
Siento otoño en los barriales y en las alfombras lujosas.
El otoño me dobla la cansada espalda, me alimenta insensatas esperanzas, se viste de violeta con policial uniforme.
Siento otoño en los amaneceres y en los niños sin sol.
Siento otoño en las oficinistas, y los cigarrillos tienen sabor a otoño.
Siento otoño en las plazas, en los ojos de los hombres, en las ganas de amar de la gente. En las banderas sucias de hollín. En los empates cero a cero..
Y veo, todos los otoños, alguien traga una hoja seca, como yo. Y veo multitudes alimentándose de otoños.
Ni Dios ni diablo me esperan entre las piedras de las ciudades; ni inviernos ni veranos ya me quedan.
A lo sumo, un automóvil, que te lleva para que no pises ni veas las hojas secas, que cada vez son más.
Eso me pasa por andar con la boca abierta.

Miguel Gary.-

domingo, 1 de noviembre de 2009

leyendas 2


LEYENDAS 2.-

Los árboles de algunos parques son todo un Universo en sí mismos
algunos son demasiado grandes de raíces muy viejas
en las noches se sacuden como fatigados

qué pacto de extraña geometría los dispone de tal o cual forma?
las sombras que dan los árboles en verano son de una extraña oscuridad
como si esa sombra nos abrazara y nos protegiera de impertinentes luces

yo de niño me trepaba a los más pequeños
pero los árboles del parque
son la bóveda oscura de los enamorados
guardan el secreto arcano
de la niñez que ya pasó
y la vejez que ya llega
(aquél chico que se trepaba conmigo y mis precoces deseos…)

y la fatigada antigüedad de los árboles
hará que el parque siempre
encierre dos mundos
la frivolidad del día con sus niños
las bicicletas y el fútbol
y el enigma de la noche

en la que sólo los árboles acompañan
el amor la locura…
y enormes
sacudidos por el viento
se preparan para conocer nuevos secretos.

Miguel Gary.-

jueves, 8 de octubre de 2009

la señora de gomez


LA SEÑORA DE GOMEZ.-

Ella no se llamaba ni por asomo “señora de Gomez”.
Se llamaba Lucrecia Mazachessi y fue soltera toda su vida.
Trabajaba en una oficina y en su casa, donde cuidaba tres gatos y un perro además de las tareas del hogar, que lo tenía bastante bien cuidado.
Así pasaban sus días, también a veces releyendo apuntes de la facultad de derecho donde años atrás había intentado hacer la carrera.
Demás está decir que vestía muy sencillamente, se diría una vieja desalineada, pese a que físicamente se conservaba bastante bien, ya pasando los sesenta.
Pero había una vez en el mes en que doña Lucrecia era, por un día, la señora de Gómez.
Mientras tanto pasaba sus días en el tranquilo barrio de Boedo; sus días demasiado tranquilos, entre sus gatos y su perro.
Con su eterno batón negro y sus ojotas gastadas iba de aquí para allá en aquella casa demasiado grande, que gracias a eso la entretenía.
La cocina, las plantas, los pisos (que siempre había que limpiarlos) y los apuntes de derecho.
Pero nadie sabía que doña Lucrecia hacía que el tiempo pasara rápido, para que llegara su día, su gran día de una vez por mes.
Era un arreglo que a Lucrecia le había costado conseguir, también una decisión que le había costado tomar; un paso hacia una locura, una estupidez que sin embargo la había llenado de felicidad de a poco, gradualmente.
Los segundos viernes de cada mes (esto podía variar, según la disponibilidad del “señor Gómez”) Lucrecia cambiaba como la noche se transforma en día.
El señor Gómez era un apuesto joven, morocho él, con físico trabajado por el gimnasio y ropa deportiva de marca. Un verdadero Adonis.
Pero no era más que un simple figurón taxi boy a quién Lucrecia pagaba bien, sólo para que realizara con clase aquella parodia, y no le contase a nadie.
“Gómez” sabía que los segundos viernes de cada mes, debía encaminarse a la lujosa confitería a pocas cuadras de la casa de Lucrecia, a la hora señalada.
Ese día Lucrecia empezaba a “producirse” desde temprano.
El día anterior ya se había gastado sus buenos pesos en una cotizada peluquería.
Después de una larga ducha llena de fantasías, se bañaba en un caro perfume.
Luego venía la indumentaria. Zapatos rojos de taco aguja, medias sensuales o sin medias, pollera muy corta.
En una hora podía decirse que Lucrecia rejuvenecía 10 años, pareciendo, por su look , una prostituta veterana y cotizada.
Enfundada en un vestido corto y ajustado, hasta con cartera al tono de los zapatos, amplio escote aunque fuera pleno invierno.
Se encaminaba a la confitería a paso rápido pegando fuertes tacazos, como para que todas las “chiruzas” del barrio se enteraran de que ahí pasaba “ella”, rumbo a su misterioso encuentro.
Se sentaba en una de las mesas de la confitería, adentro en invierno, afuera en verano. Cruzaba sensualmente las piernas y esperaba que la atendiera el mozo.
A ese mismo mozo Lucrecia le había contado su inventada historia. Sabía que contarle a ese mozo era para que todo el mundo se enterara… y eso era lo que ella más deseaba.
Que se había casado hace varios años con ese apuesto joven morocho, que se habían divorciado por “incompatibilidad de caracteres”, pero que seguían manteniendo una “buena relación”. Además de “otras cosas” que Lucre había dejado entrever al mozo que todavía continuaban con el joven.
No habían sido ni novios, ni amantes, ni un pequeño affaire, habían sido nada menos que marido y mujer (según la historia de Lucrecia); eso la excitaba más aún.
A los pocos minutos en los que ella devoraba lo más sofisticada y eróticamente un té con masitas, llegaba él con su mejor ropaje deportivo.
Pasaban el mayor tiempo posible. El pedía un café o un coñac caro, hacía incluso como que pagaba él, como buen caballero (pero en realidad después Lucrecia cubría todos los gastos). Se tomaban de vez en cuando de las manos, se miraban con indisimulado ardor. Todo era una perfecta actuación.
El mozo venía creyéndose hace ya años esa película. Por lo demás, siempre habría un gil del barrio tomando algo, o que pasara por la vereda y viera esa caliente charla entre el joven galán y la veterana maquillada.
Después llegaba el momento de la retirada, que debía tener un fuerte tinte sensual, ya que Lucre quería insinuar a todos los que miraban que, después de la charla, seguramente iban a acostarse juntos.
Se dirigían a la puerta del bar fuertemente tomados de la mano y mirándose con una sonrisa cómplice.
Salían a la calle de la misma manera.
Caminaban algunas cuadras, y llegaba el momento de la despedida, con un simple beso en la mejilla.
Lucrecia volvía taconeando hacia las cuadras de su casa, cuando ya el sol caía.
El “señor Gómez” ya estaría rumbo a su casa o al encuentro de alguna dama solitaria o caballero gay solitario necesitados de sexo express y rápido.
Llegaba y abría su puerta siempre con la cabeza erguida y su andar cadencioso.
Ahí la esperaba la soledad de su casa. Pero ya todas las cosas tenían otro sabor.
La parodia se había montado una vez más y ella estaba colmada de placer.
El maquillaje y la ropa sensual iban cayendo.
Volvía a ser de a poco la doña Lucrecia del barrio. La señora de Gómez.
La esperaban sus tres gatos maullando como criaturas alborotadas, su perro, las plantas del balcón, sus apuntes de derecho, la eterna foto de sus finados padres… ésos eran sus únicos amores.-
Miguel Gary.-

sábado, 5 de septiembre de 2009

BLOG DE DIBUJOS

para los que quieran ver los dibujos el blog está dentro de "ver todo mi perfil".- Miguel.-

LA PEÑA DEL ENCUENTRO. video cine bar

VIDEO CINE BAR.
Encuentro de amigos
Reservas telefónicas: 4932-1411
Carlos Calvo 3978. Bs. As. (Capital).-
Pantalla gigante sonido Dolby 6.1
1 Y 3 VIERNES DE CADA MES
"La Peña del Encuentro"
Un espacio para escuchar y ser escuchado.
Música, poesía, danza.
micrófono abierto.

domingo, 9 de agosto de 2009

el cuento sin fin


EL CUENTO SIN FIN.
Yo era un hombre feliz como cualquier otro.
Salía a trabajar todos los días y con mi esfuerzo mantenía un departamento como en el que estoy ahora preparándome el almuerzo.
Claro, tenía mis diferencias como cualquiera.
Yo era soltero y cuando la soledad y el silencio comenzaron a cansarme decidí coleccionar pájaros.
Trataba de tener un solo ejemplar de cada especie, aunque en algunos casos me daban lástima y buscaba la parejita para la hembra o el machi según el caso; como lo hice, por ejemplo, con las urracas.
La colección tarda en formarse.
Las causas de esta demora son varias. La falta de tiempo, a veces del dinero suficiente para comprar ejemplares caros.
Y por supuesto, la difícil tarea de ir aprendiendo cómo se cuida cada especie, qué se le da de comer, etc.
Pero las ganas lo pueden todo.
El tema es que poco a poco, logré tener una colección estable de unos treinta y cinco tipos de aves diferentes (de las que pueden vivir en cautiverio), que ocupaban gran parte de mi departamento; casi más de lo que ocupaba yo con mi modesta cama, mis muebles y todo lo demás.
El piar de los pájaros me pareció en los primeros tiempos el mayor problema, un sonido ininterrumpido que no dejaba lugar al silencio ni siquiera por las noches.
Pero el amor a un animal hace que uno comience a querer también a su onomatopeya.
Al poco tiempo me hubiera resultado inconcebible vivir sin el piar cercano y estridente de cuatro o cinco aves.
Descubrí qué mal viven los hombres que no escuchan pájaros.
O ésos que apenas tienen un triste canario y creen que su gorjeo solitario puede significar alguna compañía. Que me disculpen.
Verdadera compañía era la mía, una verdadera enorme familia cantando para mí, espantando mi soledad hasta hacerla desaparecer.
Amaba a esos pájaros como a hijos, como a hermanos, esposas, amigos.
Pero un día empecé a sentir que una extraña contradicción ensombrecía mi vida pajarera.
Para que esos seres alegraran mi vida DEBIA tenerlos encerrados.
Me querrían igual si abriera las puertas de sus jaulas?
Se quedarían, aunque sea por piedad, para seguir cantándome?
Yo sabía que todos saldrían.
Y si dejaba abierto el ventanal se irían incluso del departamento, uno por uno, hasta el último.
No debería ser el único hombre que tuviera pájaros y que sintiera lástima por tenerlos cautivos.
Finalmente tomé una decisión. Iba a abrir las puertas de todas las jaulas.
Una por una, comencé a abrirlas.
Pero esta peligrosa decisión significó la segunda GRAN ALEGRIA de mi vida.
Ninguno salió de su jaula. Ni las aves exóticas que suelen ser rebeldes, ni el churrinche, ni el mixto, ni el zorzal.
Me imaginaba que los pájaros típicamente caseros como el canario o el jilguero no se irían. Pero esa demostración de afecto, de ver que los días pasaban y ninguno, ni las atrevidas urracas abandonaban sus jaula, me conmovió.
Más aún, el cabecita negra salió y revoloteó un poco por la habitación, y luego volvió a su jaulita.
Así pasaron semanas, hasta meses.
Hasta que un día, en una tarde de sol, el azulejo o “siete colores”, uno de los más queridos por mí, bajó de su jaula y se acercó al balcón.
Se detuvo durante unos segundos que se me hicieron interminables. Sentí como si me mirara.
Luego miró hacia un árbol de la vereda, y con un vuelo rápido, en el que decidió de un impulso su destino, como lo hacen los seres libres como los pájaros, se cruzó hasta el árbol.
Afuera la selva de cemento rugía con sus autos, y miles de gorriones cantaban al sol de la tarde.
Ya me había abandonado uno de mis emplumados y parlanchines compañeros.
Lo esperaban los árboles, sus amigos los gorriones, los peligros de la ciudad: la libertad.
En lugar de tristeza sentí alivio.
Una jaula vacía.
Cual sería el próximo?
El churrinche, con su pecho rojo fuego, parecía mirarme fijamente.
Lo miré. Me miró. Lo miré. Me miró.
Vi la tristeza en sus ojos, y en su pensamiento.
Que no era otro que el pensamiento colectivo de todos los pájaros, de mí mismo, del hogar.
Era una mezcla de euforia y tristeza.
Sabía que mañana, cuando llegara por la tarde, el churrinche se despediría de mí.
De la misma forma que el azulejo, el churrinche remontó vuelo desde mi balcón.
Esta vez, los demás pájaros saludaron con un canto su partida.
Y así, de a poco, cada tarde, se fueron yendo. El cabecita negra, el mixto, después la urracas.
Los pájaros exóticos que me habían salido tan caros. Una pajarita hembra del Brasil me causó mucho dolor al partir.
Ojalá volando llegara algún día a su querida y verde patria.
Las jaulas se fueron despoblando. A pesar de que todavía me quedaban unos diez pájaros empecé a sentir el silencio.
Por primera vez en años volví a escuchar la radio.
Son esos primeros amagues que nos hace la soledad antes de pegarnos el golpe del definitivo knock out.
Pero la oía sin escucharla. No sabía ni las noticias, ni la clase de música que pasaban.
Nada se comparaba al trinar de mis pájaros.
Pasaron los días terribles.
Cada tarde era una despedida. Un cato menos, una jaula vacía.
Quedaron finalmente tres amiguitos.
Los mejores cantores: el zorzal, el jilguero y el canario.
Quizá para darme una especie de concierto final. Pero el zorzal y el jilguero también se fueron un día.
Me quedé a solas con el canario.
Admiré el compañerismo heroico de este pájaro. El canario es muy hogareño.
Todos los días, me levantaba con un deseo cruel y egoísta: bajara la puertita y cerrarle la jaula.
Una mañana me acerqué.
Era tan simple no quedarme solo.
Moviendo una trabita con el dedo la puerta se cerraría y el canario se quedaría conmigo para siempre, hasta su muerte o la mía.
Lo hice.
Con ese insignificante movimiento lo dejé encerrado.
Me senté a tomar mate mirando la jaula del canario cautivo.
Reflexioné. Pocas veces el pensar demasiado produce buenos resultados.
Esta vez el resultado de mi reflexión fue bueno.
Me levanté y le abrí la puerta.
El mejor canto que jamás le había oído brotó de su garganta de pájaro.
Aún así, pasó unos cuantos días conmigo.
Una atmósfera de soledad empezó a invadir mi hogar.
El canario y yo.
Sin T. V., ni parientes, ni amigos.
Una tarde saltó de la jaula.
Con timidez se acercó al balcón.
Me acerqué. Arrimé mi mano y se posó en mi dedo.
Pío con tristeza y me miró.
Lloré; pero no cerré mi puño.
Bajó de mi mano, se acercó al borde del balcón, y se echó a volar.
Me quedé solo.
Me quedé un rato más en el balcón. Quería escuchar los ruidos de la ciudad.
De alguna forma, ella responde.
Al día siguiente llegó el final.
Me fui sin equipaje.
Sin comer y sin avisar que me iba.
Sin destino.
Como volado sin alas, caminé calles y calles.
Tuve sed, hambre, calor, frío. Hasta compañeros circunstanciales de esa vida de soltería y rebusque…
No hay nada más lindo que el hogar. No hay nada más lindo que los pájaros.
Quién viviría en mi casa ahora?
Fuera quien fuera, algún día se iría.
(Por más cautiva que fuera esa alma, Dios se acuerda de darle alas a todas. Algunas vuelan como águilas. Otras apenas pegan unos saltitos, pero miran el cielo.)
Quién sabe, a lo mejor algún día nos encontramos.
Si eso sucede, tengo mucho para contarle sobre pájaros.

Miguel Gary.-


(diploma de honor 3 certamen internacional de poesía y cuento libre Ateneo de las Letras, 1999.-)

domingo, 19 de julio de 2009

la lágrima secreta


LA LAGRIMA SECRETA.
estoy tan solo que mis huesos
me sostienen de mala gana
la luz amenaza dejarme a oscuras
y mi razón solo acepta la lógica de los desalmados
y mi cuerpo deambula
por entre edificios
donde mendigos y millonarios me insultan

pero esta epopeya es tan noble
que por eso no me suicido en medio de una fiesta

nunca conocerán
la lágrima de ácido
destilada durante años de angustia
que quema lentamente mi corazón

en adelante
sonreiré como ustedes
hasta que la lágrima
se devore el último pedazo de mi alma.

Miguel Gary

viernes, 3 de julio de 2009

el paraguas


EL PARAGUAS.

(Alrededor de 1978…)
Me puse a esperar el colectivo setenta, que me llevaría como todos los días desde mi casa de Barracas al Sur hasta mi trabajo.
Eran las siete de la mañana cuando negros nubarrones encapotaban el cielo. Cuando el colectivo llegó a mi parada de parque Pereyra comenzó a desatarse la tormenta.
Las primeras gotas comenzaron a mojar mi pelo, mi blusa, mi pollera y mis sandalias, y me arrepentí de no haber traído paraguas.
Odiaba las tormentas de verano… esos días que comenzaban tan deprimentes.
En el parque la desolación era absoluta.
Cuando subí al colectivo sentí un alivio. Al menos quedaba un asiento, en el último de los de a dos.
Enfilé hacia él.
Me senté al lado de un tipo con apariencia de ejecutivo, y comencé a mirar nerviosamente por la ventanilla. La lluvia era torrencial.
Pero si la lluvia me había puesto nerviosa, el tipo de al lado me lograba exasperar.
No se podía negar la calidad de su traje oscuro ni de su maletín. Me pregunté que hacía ese hombre en aquél colectivo repleto de trabajadores y clase media baja.
Completando el cuadro, portaba un lujoso paraguas negro con empuñadura dorada.
Se me antojó algo tétrico.
Por un instante nuestras miradas se cruzaron y sentí una especie de repugnancia. La misma que parecía sentir él por mí.
Luego el tipo dejó de prestarme atención y comenzó a mirar a la gente.
Clavaba esa misma mirada fría y despectiva en el colectivero, en los pasajeros, en los asientos.
Tuve un mal presentimiento.
Pese a que faltaba mucho para llegar a Retiro me paré y comencé a acercarme hacia la puerta trasera, como quien se dispone a bajar.
Entonces sucedió lo terrible, lo que hasta el día de hoy no consigo explicarme; y de lo cual me abstuve de realizar denuncias por temor a ser tomada por loca.
Sin que mis ojos pudieran explicarlo, el lujoso paraguas del tipo se transformó en una sofisticada ametralladora.
Apuntó decididamente a los pasajeros de adelante con su despreciativa mirada. Estuve a punto de gritar pero el terror me contuvo.
Comenzó a disparar sin piedad.
Estallaron los primeros gritos, junto con los cristales de una ventanilla.
El colectivero giró asustado su cabeza, y viendo lo que ocurría, solo atinó a seguir conduciendo a toda velocidad.
Aterrada, comencé a tocarle timbre.
El colectivo se transformó en pocos segundos en un infierno.
Mis timbrazos, los gritos de la gente…y los dos primeros muertos en los asientos de adelante.
Algunos tipos se levantaron y trataron de irse encima del ejecutivo.
El loco asesino respondió con una terrible ráfaga de balas que me hizo cerrar los ojos de terror.

Cuando los abrí ví más cristales rotos y las paredes manchadas de sangre.
Me aferré a la puerta y traté de abrirla. No cedía.
Las ráfagas continuaron y yo ya no daba un centavo por mi vida.
Fue el chofer quién atinó a abrir la puerta trasera.
Volví a mirar y el espectáculo era dantesco.
La mayoría de los pasajeros ya estaban muertos sin lugar a dudas, las ventanillas estaban todas destrozadas y la sangre inundaba el corredor.
El colectivo seguía andando a una velocidad increíble. Saltar a la calle me resultaba tan peligroso como quedarme en ese infierno.
El ejecutivo apuntó al conductor y lo destrozó a balazos.
El setenta se bamboleó como un gigante herido por las últimas cuadras de Esmeralda hasta que por fin frenó.
Bajé desesperada, resbalé y caí sobre el asfalto.
Me paré y pude ver la sangre chorrear por los escalones de la puerta y mezclarse con la lluvia.
Corrí enloquecida.
A los treinta metros, al verme rodeada de gente, me tranquilicé.
Creí haber tenido una alucinación.
Volví a mirara con enfermiza curiosidad.
Unos pocos curiosos empezaban a rodear el colectivo destrozado por los impactos. También vi un patrullero y varios policías. Por la puerta trasera descendió el ejecutivo, con el paraguas nuevamente entre sus manos.
Vi como lo palpaban de armas. Luego de cruzar unas palabras lo dejaron ir.
Abrió su paraguas y se alejó tranquilamente hacia el microcentro.
Ahora apenas garuaba.

Miguel Gary.

domingo, 31 de mayo de 2009

la novia de los perdedores


LA NOVIA DE LOS PERDEDORES.-

La vida nos había unido de casualidad en ese destino mezcla de bohemia, carencia extrema, soledad, juventud, trabajos duros.

Lo cierto es que éramos Daniel y Miguel (yo) los que vivíamos en la planta baja de la pensión de la callle Serrano.

Pensión es una manera muy despectiva de nombrar a aquella casa. Tenía la tranquilidad necesaria; como es que la dueña, doña Margarita, no alquilaba ni a matrimonios ni a hombres mayores.

Nosotros dos abajo, y en la pieza de arriba un peruano blanco de Lima, que había venido como tantos de sus compatriotas (nunca supe porqué) a cursar sus estudios de medicina a Buenos Aires. Por la tarde trabajaba en una fábrica de pastas.

Por esta última razón lo aceptábamos mucho, ya que a veces venía con un “paquetito” para nuestros afligidos estómagos, que nos hacía recordar por lo menos de vez en cuando las pastas de los domingos de la década del setenta.

Danielito hacía once, once increíbles largos años que alquilaba allí.

Solo, sin familia, sin ni siquiera un tío lejano, pasó una juventud similar a la mía: joda, minas, etc.

Era hijo único y sus padres alquilaban.

Después que murieron sus padres tuvo que ir a parar a la pensión.

La vida le dio un recreo cuando consiguió un buen trabajo en una agencia de turismo.

Sano y gordo, casi redondo, alegre y jodón.

Soltero y ahora encima con algún dinero de sobra.

La cuestión que el tipo se recorrió todos los boliches con buenos trajes, cigarrillos de marca y fanfarroneando.

A mí me parecía que lo merecía.

Se pudo codear con chicas y flacos de clase media alta, a quienes entretendrían sus charlas que eran prácticamente monólogos sobre política, anécdotas sobre sí mismo o sobre personajes que sólo él conocía.

Nadie le creía lo que quería aparentar, pero el tipo de esa forma se la pasaba bien.

Yo era el mismo bicharraco antisocial que soy ahora, más introspectivo aún por el hecho de alquilar y andar seco.

Pero me alegraban la vida los personajes de la casa, las discusiones de Daniel con doña Margarita por los retrasos en el alquiler, pero sobretodo los “monólogos” de Daniel.

Cuando la señora Margarita, después de renegar con todos nosotros, se iba a dormir, Daniel sacaba unas milanesas con papas fritas que habíamos comprado entre ambos, más una sorpresita que era su gentileza: una botella de vino blanco fino bien helado.

Ahí empezaban sus anécdotas.

Si alguien cree que no es interesante escuchar a un tipo que habla casi siempre de sí mismo y sus “levantes” de mujeres del sábado anterior, del mes pasado o de hace años, se equivoca.

Yo me prendía en esas charlas rarísimas, sin miedo de perder mi tiempo ni traumas.

Durante la semana había que trabajar duro.

Cuidar el laburo porque sabíamos que estábamos en los principios de una década difícil.

Salíamos disparando a tomar el subte en plaza Italia, después de unos mates amargos. –el mate amargo es más agresivo- decía Danielito.

En el subte me seguía contando de sus amoríos., me señalaba alguna mujer y me decía:-ves, flaco? Parecida a aquella es “Fulanita”.-

Para Daniel su tesoro eran sus fantasías y alguna que otra mentira.

Poner el tesoro en los sueños es en algunos casos beneficioso.

“pon tus tesoros en el cielo”, leí una vez en la Biblia.

Era una noche común de esas de bohemia, ya ni siquiera eso; amargo aburrimiento matizado por la libertad de no tener ningún compromiso.

Esa noche le comuniqué a Daniel mi decisión de dejar el alcohol, por lo que el mate amargo y medio lavado acompañó la charla.

Se trataba, como siempre, de mujeres.

-Miguel, si vos ves la mina con la que arreglé para esta noche te caes de espaldas!-

-No digas, gordo…se te dio? –

-Se me dio, flaco, y de primera-

Yo sabía que a las largas soledades sobrevenían grandes amores, pero en el estado en que estábamos ambos, la cosa me sonaba a “verso”.

Y a qué hora es el asunto?

-A las doce nos encontramos en la puerta. Si querés asomate a la terraza, y vas a ver lo que es esta mina.-

-…Bueno!.-

El desamparo nos había hermanado tanto que el triunfo de uno era un poco el triunfo del otro.

Si lo que pretendía era intrigarme lo había conseguido.

Recordé cuando habíamos pensado irnos a Europa, y cuando uno tenía guita el otro no, y los pasaportes nunca se sacaron.

Me quedé en mi pieza terminando una de las salchichas de la cena.

Recuerdo que hacía calor y que si venía la chica de Daniel, iba a estar con ropa liviana y la iba a poder apreciar…mejor.

A las doce menos cinco salí a la terraza.

Ahí salió Daniel, de traje y fumando un cigarrillo caro.

Se paró y fumó y fumó contemplando pensativamente la luna.

No apareció nada parecido a una mujer.

Vi la noche de la ciudad en sábado, con todo su delirio de luces, bailes, juventud.

Creo que me corrió una lágrima, aunque no soy de llorar.

La ciudad de noche, el cigarrillo, la luna, ésa era la hermosa chica que Daniel tenía y tendría para él, todas las noches.

Yo sólo la vi esa vez, pero me bastó.

Danielito salió a caminar por Serrano para el lado del zoológico; quizá feliz porque me había engrupido.

Miguel Gary.

lunes, 18 de mayo de 2009

Adios, Mario Benedetti

HASTA SIEMPRE, COMPAÑERO.-

domingo, 26 de abril de 2009

mariposas rojas


MARIPOSAS ROJAS.

Todo el mundo sabía que en mi barrio había muchísimas mariposas, de todos los colores, tamaños y formas.

Hasta les habían puesto nombres y todo.

Quién no conocía a “la Julito”, “la Aníbal”, “la Ramírez”, etc.?

Las mariposas salían volando de todos los rincones del barrio, sabe Dios adonde.

Creo que se iban para el centro.

El problema para las mariposas en aquella época eran los murciélagos, que moraban frente a la plaza de Mayo.

Los murciélagos secuestraban, torturaban, les chupaban la sangre, y hasta mataban a las mariposas, y a otros bichitos.

Esos murciélagos eran fundamentalmente vampiros.

Entonces las mariposas aprendieron a volar bajito, y discretamente.

A veces hasta escondían las alas, simulado ser simples gusanitos.

Un buen día los murciélagos de Plaza de Mayo comenzaron a espantarse.

Los espantó una horda de obreros que llegaban con pancartas y bombos.

Otra horda de jóvenes soñadores de pelo largo.

Hasta yo fui, porque esos bicharracos me tenían podrido.

Otra horda de mujeres con pañuelos en la cabeza.

Hasta que al fin los murciélagos se retiraron todos, dejándonos el horror de su vampirismo.

A mí siempre me gustó observar mi barrio, porque dicen que quien observa su barrio observa el Universo.

Pude ver que las mariposas estaban mucho más alegres y empezaban a volar por todos lados.

Y descubrí que la mayoría se iban volviendo rojas.

Hermosas mariposas rojas.

Empezaron a juntarse y hacer desfiles justo en la plaza de Mayo, donde antes moraban los murciélagos.

Igualmente, todavía hay quienes detestan a las mariposas, y algunos animales que las maltratan. Especialmente unos murciélagos de color azul.

Pero ellas siguen yendo a sus marchas con sus banderas.

En noviembre me gusta ir a ver la marcha de las mariposas rojas, con sus banderas multicolores.

Miro a ver si veo alguna conocida: a ver si está la Aníbal, la Ramírez.

Vaya a saber si no las mató esa nueva peste, o la vejez, la soledad y el desamparo.

La marcha del orgullo de las mariposas. Todos los años bajo el sol de la primavera… siempre allá en Plaza de Mayo, en vuelo hasta el congreso.

Miguel Gary.-

jueves, 9 de abril de 2009

ya se quién me mata




YA SE QUIEN ME MATA.

ya se quién me consume

es esta sed insaciable
del más fuerte de los licores
la que me hace
suspirar por amores perdidos para siempre
luchar contra
hasta las más mínimas formas de tiranía

ya se qué cosa quema
mis energías mis vitaminas
qué dulce veneno socava mis neuronas

es este vicio incurable
que me hace transformar
los árboles en llamaradas divinas
los lagos en espejos taciturnos
ya se cual es la soledad
que me arranca de todos los amigos
y me hace deambular
por los parques de noche
buscando su sombra

es la poesía
ese dulce veneno
esa única y letal droga
quién me explota
es ella la razón
de mi hartazgo visceral
y mi voluntad de hierro
es ella quién se lleva
los últimos alientos
de mis sueños
y es todo un honor
morir a manos
de esta bella vampira.

Miguel Gary

jueves, 2 de abril de 2009

paréntesis


PARENTESIS.
El se acercó a la mesa de ella y se sentó.
Se miraron largo rato a los ojos sin decirse nada.
El llamó al mozo y pagó la cuenta. Salieron del bar tomados de la mano. En la esquina, aprovechando la oscuridad, se dieron un prolongado beso iluminados por la luna llena.
El la llevó hasta un albergue transitorio de la zona.
Sacó turno para toda la noche.
Subieron a la habitación sonriéndose y mirándose a los ojos.
Se sacaron la ropa, se dieron otro largo y apasionado beso.
Se arrojaron en la cama y empezaron a amarse salvajemente.
Tuvieron uno, dos coitos casi simultáneos, colmados de un maravilloso placer.
Era la primera vez que se sentían tan plenamente vivos.
Descansaron una hora.
Volvieron a hacerse el amor hasta quedar exhaustos y satisfechos.
El se levantó y fue a sacar algo del bolsillo del saco.
Volvió con un frasco de cianuro y se lo mostró a ella.
Se miraron un instante en silencio.
El abrió el frasco y se lo entregó a ella.
Ella bebió hasta la mitad del frasco y se lo entregó a él.
El tomó el resto y a los pocos minutos cayeron sobre la cama, inertes.
En la ventana la noche fue muriendo, dejando paso a la madrugada.

Las primeras luces del amanecer iluminaron los dos cuerpos sin vida.
Se hicieron las siete de la mañana y se acababa el turno.



Se levantaron y se vistieron sin hablarse.
En sus relojes vieron que se acercaba la hora de ir a trabajar.
Bajaron siempre sin dirijirse la palabra, él le devolvió la llave de la habitación al encargado y lo saludó.
Ya en la calle, sin despedida, partieron apresurados con rumbos distintos.

Miguel Gary.

domingo, 29 de marzo de 2009

la realidad, en todo caso..


LA REALIDAD EN TODO CASO.

en todo caso
la realidad del otro
la realidad
que un desconocido
puso a la fuerza
en tu calle
con cemento y piedra
en todo caso
la realidad que vomitan día a día
la radio y los periódicos
en todo caso
la realidad
por ley o por decreto
en todo caso
la realidad
de un familiar autoritario
la realidad
obsoleta
de las instituciones
la realidad de un cielo estrellado
un techo de chapa
un edificio
en todo caso
la realidad
que le conviene a una minoría

en todo caso
esa realidad abstracta
de transeúntes que opinan
y pasan rumbo al cementerio


pero nunca en todo caso
la realidad de nuestra alegría
de nuestros sueños
de nuestros corazones
ésa
la única
la verdadera.

Miguel Gary

domingo, 22 de marzo de 2009

lágrimas de miedo


LAGRIMAS DE MIEDO. ( a los caídos en yugoslavia) (a la memoria de mi madre)

ella era una mujer simple
que reaccionó ante la vida
con miedo como un pájaro
después tomó mucho coraje
éramos todos varones
protegiéndola
quizá
artista reprimida
aprendió a coser
a cocinar
pero apenas escribía
hoy la comprendo
yo comprendo todo tarde
quien maldito nos pone
entre esta niñez urgente de crecer
y esa adultez que mira de costado
la vejez y la soledad que se aproximan
mientras juntamos apurados
ropa naipes guitarras televisores
protegiéndonos
de un inevitable
bombardeo nuclear.

Miguel Gary

jueves, 19 de marzo de 2009

la voz de Salvadeo


LA VOZ DE SALVADEO.

Salvadeo era un hombre grande; grande de edad y grande de cuerpo, padrino de Daniel.

Salvadeo conocía toda la historia de los lugares de Barracas.

Esa parte de Barracas que ronda el parque Lezama, donde estuvo la Cantábrica y la Editorial Kraft.

Salvadeo habría trabajado creo que en todos los lugares, en aquellos tiempos en que los solterones tenían las puertas abiertas y eran queridos por todo el vecindario, cuando eran hombres buenos.

Cuando recorríamos el barrio él nos hablaba de la historia de los distintos lugares.

Le preocupaba mucho lo deteriorados que estaban los monumentos del parque.

El recordaba cuando se les lustraban los bronces una vez por semana, y relucían.

El también había trabajado haciendo eso.

En esos momentos su voz tomaba un tono quejumbroso, como si en su garganta se hubiera instalado un poco el herrumbre de los monumentos.

Por lo que él contaba, Barracas ya se había venido abajo hace rato.

Salvadeo nunca fue guardián del parque, el guardían oficial siempre fue "Flechita", designado por la Municipalidad.

Ese día el parque estaba bastante descuidado, lleno de papeles.

Eran volantes de la Juventud Socialista de Barracas, alertando sobre el cierre de varias imprentas grandes, e intenciones de desalojos masivos en las casas más antiguas.

Al día siguiente el consejero vecinal peronista mandó una cuadrilla municipal para que hicieran una limpieza profunda del parque, siguiendo su consigna de lograr que “Barracas vuelva a ser pintoresco y pujante”.

No quedó ningún papel en el suelo…pero los chicos lo volverían a ensuciar con pochoclos y manzanitas a medio comer.

Miguel Gary.-

miércoles, 11 de marzo de 2009

dioses de bangladesh



DIOSES DE BANGLADESH

en nosotros mora
lo burdo y lo sagrado

el mezquino y el héroe

en nosotros
como alas de una gaviota
que surca el infinito
habitan el joven ángel
y el viejo demonio

déjate atravesar por el rayo de un dios
en tu pecho virgen
en tus pies cansados
deja entrar las palabras sagradas en tus poros
y las cosas
tomarán su contorno

ya que no es infinito el abismo

navegando contra el viento
dos alas necesita
el animal de la libertad
chispa divina…

si supiera algún día
de su belleza y su poder.

Miguel Gary.

sábado, 28 de febrero de 2009

los ojos..


viernes, 27 de febrero de 2009

los ojos de barracas

LOS OJOS DE BARRACAS

al sur
avenida pedro de mendoza
al norte
caseros
al oeste
montes de oca
al este
el río de la plata
ésos son los límites del Universo

ahí todo puede suceder
y de hecho la eternidad
pasa entre místicos misteriosos y mistongos
respetables ancianos
viejas italianas

los tangos brotan de gastados tocadiscos
ahí
desde las ventanas miran
los ojos de los artistas
de los magos de los brujos
los ojos del tiempo
los ojos de Dios

el resto fuera de esos límites
es sólo un sueño
el sueño de Dios
que mira su creación
desde una vieja pieza
de barracas o la boca.

Miguel Gary.

domingo, 22 de febrero de 2009

jueves, 19 de febrero de 2009

36 triángulos?



la prostituta y los millones

LA PROSTITUTA Y LOS MILLONES

buenos aires te refresca y te sofoca
te pasa por encima o apenas te toca
te saca a patadas y después te extraña

te aprieta te afloja te acaricia te araña
te hace correr de viejo y descansar de joven
te deja sin un peso para que no te roben

te pone las pilas te saca las ganas
y te mira fijo por cualquier ventana

el amor más movido la soledad más quieta
te dan sus vidrieras sombrías coquetas
y con luz opaca de gobiernos pobres
te manda la cuenta antes de que cobres

no sabés si es mala no sabés si es buena
nunca lo averigues no vale la pena
más bien saboreala como a un cafecito
más un cigarrillo rutinario rito
donde te convence como astuta diosa
que sigas sus pasos de tacón y rosas
por departamentos subtes conventillos
hasta darle un beso en la helada frente
del mudo obelisco entre tanta gente

entre tanta gente ya ves no sos nada
sos de los millones que entran y que pagan
Dios sabe qué bienes servicios o amores
entre colectivos taxis y apretones
y si un día cansado tomás el avión
para no volver ni por confusión
tu amor más sublime el de adolescencia
queda en buenos aires preso de su esencia.


Miguel Gary.

domingo, 8 de febrero de 2009

pescadores

mar de ajó

ver el cielo

VER EL CIELO

las últimas palabras
tienen ese sonido turbio
que mi mente aturdida
por los cambios los adioses
no saben darle

las últimas palabras a una casa
a una mesa
a una mujer
a un padre

me voy de viaje y no se cuando regreso
me voy al vacío
de una espera que duele
que pesa y que me aplasta

parto obligado
rumbo a la definición total
sin haber podido
hacer ese agujerito en la vieja pared
que empecé desde niño
para poder ver el cielo.


Miguel Gary.

viernes, 6 de febrero de 2009

gerard depardieu


se fue y supe que volaba

SE FUE Y SUPE QUE VOLABA.

te fuiste de mi lado belleza
y supe que volabas

si vuelas belleza
quizá puedas volver entonces

toca con tus labios de miel belleza
el aura amarga del ángel caído
la flauta del alquimista olvidado
las manos de los magos que naufragaron
enamorados

si puedes volar belleza entonces
te pueden entender los niños en sus juegos
descifrar la geometría
de tus ladrillos de arena
en su mundo de lógica locura
belleza puedes
ser la única ciencia exacta

si puedes volar belleza
te conoció mi padre pese a los rigores
te ven los vagabundos belleza
en el sol de las tardes

tu partida belleza
parece tu llegada
porque en tus plumas de agua
pone alas la esperanza

Miguel Gary.

domingo, 1 de febrero de 2009

sotanos


m. gary.

sotanos oscuros

sótanos oscuros
con entradas sin cartel
subrepticios
refugios de extraños seres

que se encuentran
amores eternos
que se acarician breves minutos

entradas secretas de la ciudad
con túneles
luces de colores
cabinas

entradas al infiernoparaíso
raíces del árbol
del que sólo vemos sus luminosas flores

sótanos donde desahogarse
donde conocer amistosos fantasmas
sótanos con bar incluído
con bebida y cigarrillos

y guardarropas
y vestuarios
sótanos con azafatas

sótanos oscuros
que no descansan nunca.

Miguel Gary.-

miércoles, 21 de enero de 2009

reseña autobiográfica

tengo 46 años, escribo poesía desde lo 16.
trabajos:
1 poesía en revista "todo es arte" del instituto vocacional de arte de bs. as., 1978-
1 poesía en "poesía inédita de hoy" Nous Producciones, 1983.-
1 poesía en "antología poética Ediciones Nubla", 1995.-
1 poesía en "antología poética Ediciones del Tridente", 1997.-
diploma de honor 3 certamen internacional de poesía y cuento libre Ateneo de las Letras, 1999.-
poesías editadas en diversos sitios de internet:
http://www.xcritosbyjcaraballo.com/-
http://www.artepoetico.com/-

jueves, 15 de enero de 2009

dedicatoria

DEDICATORIA Y SITIOS WEB AMIGOS

dedico este blog a mis seres queridos y amigos que ya están en el cielo:
a mi madre filomena.-
a mi padre eduardo gary.-
a mi hermano carlos gary, quien me contagió en la adolescencia el gusto por la poesía.-
a daniel bellosi.-
al dr. sergio bertolini.-
a daniel chimente.-
a florencia madariaga.-
a jorge joch.-
y a ricardo cuvertino.-

y a mis seres queridos que me acompañan, me alientan y me enseñan aquí en la tierra:
a mi esposa liliana.-
a todos mis sobrinos.-
a antonieta salerno.-
al dr. roberto calcagno.-
a alfredo carlino.-
a ariel carlino
y a todos los amigos y amigas.-


http://www.xcritosbyjcaraballo.com/

http://www.psicofxp.com/

http://www.chamuyeros.com/

http://www.artepoetico.com/

http://www.tusrelatos.com/

Movimiento Cultural Che Trova

http://www.mosquitosansineto.com/

http://www.diariodeoriente.mforos.com/

http://www.holoscapital.com.ar/


http://www.floresenvelas.blogspot.com/

http://www.veroromano.com.ar

http://www.2obras.blogspot.com

viernes, 9 de enero de 2009

frases

este blog no adhiere a ninguna ideología política ni religiosa. está dedicado a la poesía y la literatura en general, y abierto a todos los hombres y mujeres del mundo.
el autor.-

FRASES.-

el médico que no conoce el alma de su paciente,
difícilmente conozaca su cuerpo. Tita merello.-

cuando el hombre no puede más, todavía puede un poco.
Luis Sandrini.-

el que a los 50 años quiere cambiar el mundo es un tonto,
el que a los 20 no quiere cambiar el mundo también es un tonto.
Luis Sandrini.-


no creo en la vida de las cosas que no amo
ni en la muerte de lo amado.
Tanguito.-


el amor goza por ser amor. y sufre por ser amor.
alas al amor.
Jorge Joch.-

domingo, 4 de enero de 2009

RAMON DE AUSENCIAS (Ariel Carlino)

RAMON DE AUSENCIAS

Enorme es el Ramón
de pie lo nombro,
solidario, pan nuestro, de todos,
Anda con la casa vacía,
y con ella vagando de campera.

Es un sin tiempo de añejas banderas
de tetas estriadas y resecas
las esconde de puro hombre de suburbio,
se le rebela el dolor,
mordiéndole la cara en surcos.

De tanta ausenica austral,
de tanta ausencia austral,
de tanta ausencia austral.

Día tras día con su niño
va a la escuela,
le va contando su sangre,
vena por vena,

Siempre de aparición
esa boa fantasmal
le repta por el pecho,
toda su ausencia austral

Viene de ausencia austral,
Viene de ausencia austral,
Viene de ausencia austral.

Entre mates recorro
su mirada del atrás
atento, de vigilia
de cuna tiesa y sin paz;

Cuerpiará con fragor
esta inventada guerra,
seguirá militando
defendiendo la tierra.

El invasor se fue
y sólo le dejó
un gusto a ausencia austral
sobre la piel.

El barco ya pasó,
dejó su niebla en sombras
todo el sabor amargo
sobre las olas.
(a los voluntarios de Malvinas)

Ariel Carlino.
(poeta, charanguista y músico contemporáneo de Buenos Aires).-
esta canción pertenece a su CD "Lustrando memorias".-
CONTRATACIONES: leyendasur@yahoo.com.ar

viernes, 2 de enero de 2009

vocalista...


EL VASO DE VINO

Hablaban como buenos catadores
como si alguna vez hubieran bebido de tu boca
o del cielo de alguna madrugada amarga
hablaban como sabios bebedores
como si alguna vez
hubieran tenido sed
y no ganas de beber

como si alguna vez
el amor les hubiera secado la garganta
o un niño se hubiera posado en sus pensamientos
o se hubieran perdido en las calles de una ciudad
tras una cabellera
hablaban como buenos catadores
como si hubieran sentido el hambre de soñar
la desesperación de ser
la maravilla de respirar

hablaban como buenos catadores
lo cierto es que nunca habían bebido
un buen vaso de vino.

Miguel Julio Gary y Jorge Joch.

(se comenzó en 1990 y se concluyó en 2003.
Jorge tuvo la idea en 1990 e hizo un bosquejo y yo la redondeé en 2003)

jueves, 1 de enero de 2009

las paredes



LAS PAREDES.-
yo sentía una angustia… miedo… terror…
todo estaba ok pero yo sentía eso
amaba me liberaba
me bañaba
estaba limpio y brillante como el mármol
pero era como que
me salpicaban de lágrimas…miedos… terrores
(como un enchastre de barro podrido sobre ese mármol blanco)

no estaba solo
para nunca más solo
acompañado de toda compañía
familia mascotas y hasta silencio calmo

gustos saciedad
salud
mágica plenitud sexual
había aprendido a correr con fuertes piernas
huir del mal hacia verdes jardines
incluso reparaba toda avería con paciencia!

pero
al doblar la esquina
rumbo a la parada del colectivo
sin que nadie me siguiera
me saltaba encima como un diminuto fantasma frío:
angustia… miedo… terror…

y era que
frente a esas paredes
en esas mismas calles
morían de la peste
fusilaban a un desprevenido
o simplemente lloraban amores rotos
y a mí
que nunca me pasaba nada
me salpicaban esas lágrimas
esas sangres
esos virus
como garras queriendo atraparme
y como diciendo
“ya algo te va a pasar, y lo sabremos”
y un día cansado les dije con bronca pero bajito
a las paredes:
“ya saben demasiado, carajo”.-

MIGUEL GARY.-


POESIA PALESTINA

CARNET DE IDENTIDAD

Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil;
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano.
¿Te enfadarás por ello?

Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
trabajo en la cantera.
Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
el vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta,
ni me rebajo
ante tus escalones.
¿Te enfadarás por ello?

Escribe
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, pacientero, en un país
en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la hierba.
Mi padre...
de la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego,
sin títulos ni nombres.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace?...
Soy nombre sin apodo.

Escribe
que soy árabe,
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un velo;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
Que vivo
en una aldea perdida, abandonada,
sin nombres en las calles.
Y cuyos hombres todos
están en la cantera o en el campo...
¿Te enfadarás por ello?

Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.
Que solo nos dejaste
estas rocas...
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice?...

Escribe, pues...
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada.
Mas, que si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!...
¡Cuidado con mi hambre,
y con mi ira!

Mahmud Darwish (poeta palestino).-

ESTA CANCION (Litto Nebbia)

ESTA CANCION NUNCA CAMBIARA EL MUNDO

Con un poco de inspiración
Se puede escribir alguna canción,
Pero si uno presta atención
Puede hacer que llegue al corazón

Esta canción nunca cambiará al mundo
Pero quizás sea un abrigo seguro
Que sin solucionar pueda acompañar
A entendernos más a reflexionar

Con un poco de imaginación
Se puede volar en una canción
Pero si uno quiere estar bien
Hace falta que pase por la razón.

Y así llega toda la cuestión
Donde nadie quiere tener culpa
Y uno sólo quiere ayudar
Con el resto de alma que aún tiene

Y esta canción nunca cambiará el mundo
Pero quizá sea un abrigo seguro
Que sin solucionar pueda acompañar
A entendernos más a reflexionar.

Litto Nebbia.- (mediados de los 80)
(permiso a Litto Nebbia, y gracias)

LEER ESTA NOTA (PROPIEDAD INTELECTUAL)

TODAS LAS POESIAS, CUENTOS Y DIBUJOS ESCRITOS EN ESTE BLOG PERTENECEN A MIGUEL GARY, EXCEPTO LOS INDICADOS (NOMBRE DEL AUTOR AL PIE DE CADA ARTICULO), y están bajo el amparo de LA LEY 11.723 (235) DE PROPIEDAD INTELECTUAL DEL PODER EJECUTIVO NACIONAL.
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El Autor.